Opinión real sobre Charly’s Way: ¿Funciona para aprender inglés definitivamente?

Cuando me rendí con el inglés… apareció Charly
Let’s get started! (Vamos a empezar)
Durante años, el inglés fue ese objetivo que siempre estaba en mi lista… pero que nunca lograba tachar. Lo típico: me descargaba una app, me apuntaba a una academia, empezaba un curso online… y al poco tiempo, lo dejaba. Me aburría. Me frustraba. Sentía que no avanzaba o que todo era muy mecánico.
Y lo peor: que cada vez que intentaba hablar con alguien nativo, me bloqueaba. Me faltaban palabras, me sobraban dudas. Y volvía a pensar: «esto no es para mí».
Hasta que, casi por casualidad, alguien de mi entorno me habló de Charly’s Way.

Al principio pensé: “otro curso más”. Pero entré a ver el contenido en sus redes… y algo me llamó la atención.
No parecía una academia de inglés.
Parecía el set de una serie. Colores cálidos, paredes decoradas como si estuvieras en una cafetería americana. Era como estar en Central Perk, pero con subtítulos.
Y luego escuché a Charly hablar.
Y ahí, ahí fue cuando me enganché.
No hablaba como un profesor. No soltaba tecnicismos. No iba de “crack del inglés” ni te prometía milagros.
Era como ese colega que sabe lo que hace, pero que no necesita impresionar a nadie. Te habla claro, con energía, y sobre todo: te transmite que tú también puedes. Sin prisa, sin presión, sin que te sientas torpe por no saber.

Lo que me atrapó no fue solo el método. Fue la sensación de que, por primera vez, no estaba solo aprendiendo.
Había alguien al otro lado que realmente se tomaba en serio mi proceso.
Alguien que no te juzga, sino que te empuja con una sonrisa y un café en mano (literal, si te fijas en el decorado).
Así fue como empezó mi camino con Charly’s Way.
Y, por primera vez, empecé a volver a clase con ganas.
Mi historia con el inglés (y por qué decidí probar una vez más)

He intentado aprender inglés al menos cinco veces en mi vida.
Apps, academias, profes particulares, cursos grabados que prometían “el método definitivo”… Y siempre terminaba igual: con una mezcla de aburrimiento, frustración y esa vocecilla interna que te dice “a mi no se me da bien el inglés y punto”.
La verdad, ya me lo tomaba como algo con lo que tendría que convivir y acostumbrarme a decir algo como:
“Sorry, I don’t understand. Speak slowly, please.” (o lo que es lo mismo: “Disculpa, no entiendo. Habla despacio, por favor”).
Pero lo que de verdad me dolía no era no saber. Era la sensación de quedarme fuera.
De viajar y no poder comunicarme con naturalidad.
De estar en una reunión o conocer a alguien de otro país… y sentirme pequeño, incómodo… me cohibía.
¿Qué es Charly’s Way y por qué es tan distinto?
Hasta que un día, sin buscarlo, una compañera de trabajo me habló de Charly Londono.
Me dijo: “Esto no tiene nada que ver con lo que has hecho antes. Míratelo.”
Y empecé a curiosear su contenido en redes… sin muchas expectativas, la verdad.

Pero bastaron unos minutos para que algo hiciera click en mí.
No parecía una academia.
Parecía el decorado de una serie tipo Friends: paredes llenas de personalidad, pegatinas de colores, tablas de surf, esa luz cálida que te hace sentir en casa.
Y luego apareció él: Charly.
Un tipo que habla como si te conociera. Sin poses. Sin ese tono de “profe que lo sabe todo”.
Casi como un amigo que te dice: ‘tranqui, yo estoy contigo en esto’.
Y eso… eso fue lo que me enganchó.
Por primera vez, sentí que el inglés podía formar parte de mi vida sin sentirme juzgado.
¿Quién es Charly Londono, el creador del método Charly’s Way?
Charly Londono no es el típico profesor de inglés.
Es coach, comunicador y creador de una forma de enseñar que tiene más que ver con entrenar y conectar… que con memorizar.
Se crió en Tampa (EE.UU.), vivió en Vigo (España) y más tarde en Sussex (Inglaterra), donde empezó a desarrollar la semilla de lo que hoy es su método.
Actualmente reside en Madrid, desde donde ha dado forma a Charly’s Way, un proyecto que mezcla enseñanza, emoción y alma.

En más de 15 años ha trabajado con miles de alumnos: desde empleados de grandes empresas como BBVA, Bankia, El Corte Inglés o Nintendo…
hasta deportistas de la NBA y la ACB, actores de La Casa de Papel o artistas como Lydia Bosch y Mar Gusmán.
Y lo más importante: toda esa experiencia la ha volcado en un curso que no busca impresionar, sino ayudarte de verdad.
Charly no enseña desde la tarima del instituto. Enseña desde el corazón.
Y eso… se nota desde la primera clase.
¿Cuál es el método detrás de Charly’s Way?
Charly’s Way no nació como una academia tradicional. Surgió de una idea muy clara: que aprender inglés no tiene por qué ser aburrido ni frustrante.
Charly, como nativo bilingüe, siempre ha visto el inglés como algo natural. Pero precisamente por eso, pudo detectar con claridad por qué a muchos hispanohablantes les cuesta tanto aprenderlo con los métodos de siempre: gramática, traducciones constantes y presión por no equivocarse.
A partir de ahí, desarrolló un enfoque basado en cómo aprenden los niños su lengua materna: escuchando, imitando, practicando sin miedo.
Hoy su método combina:
- Fonética y pronunciación para entender mejor a los nativos.
- Entrenamiento de oído y fluidez, sin necesidad de traducir.
- Eliminación del miedo a hablar, con ejercicios reales y acompañamiento.
- Nada de listas gramaticales ni reglas complejas.
Es una metodología que ya ha ayudado a miles de hispanohablantes a recuperar la confianza y a disfrutar del inglés sin presión.
Así se vive por dentro: la experiencia Charly’s Way
Lo primero que te sorprende cuando entras en Charly’s Way… es que no parece un curso.
Parece una serie. Literal.
Las clases están grabadas en un plató que recuerda a una cafetería americana, al estilo Friends. Pero no es solo el decorado. Es la luz, la música, los carteles en las paredes, las pegatinas, un monopatín apoyado en la pared… Todo está pensado para que no te sientas “en clase”.
Y eso, cuando vienes de años de aulas grises y libros aburridos, se agradece. Mucho.

El ritmo está muy bien pensado: las clases son como pequeñas píldoras que sigues día a día, con una estructura clara y definida, pero que no se sienten como deberes.
Hay algo en cómo está diseñado todo que te hace seguir con ganas. Porque no es un “tienes que”, sino un “quieres volver”.
Y, sin darte cuenta, estás aprendiendo. De verdad.
Y luego está Charly.
Qué manera de comunicar. Qué claridad. Qué energía.
Se le entiende perfectamente.
Y si no me crees, haz esta prueba ahora:
Dale al play de este vídeo y trata de ver solo 30 segundos.
Verás cómo te cuesta darle al pause. Porque Charly… simplemente engancha.
No te suelta teoría de libros.
Te habla de tú a tú. Con ejemplos reales. Con humor. Con empatía.
Y lo mejor: si te equivocas, no pasa nada. Porque Charly está para levantarte, no para juzgarte.
Es más un coach que un profe.
Alguien que sabe cómo motivarte sin presión. A veces incluso te ríes. Y sin darte cuenta, se te queda el vocabulario, las estructuras, las frases que vas a usar luego en la vida real.
Lo que lo cambia todo (de verdad)
El contenido es muy práctico, nada de empollar gramática por obligación.
Se nota que es un método muy bien estructurado, porque sigue el aprendizaje natural de un niño cuando aprende su idioma materno, a través de la imitación y la repetición.
Y el diseño visual acompaña: iconos claros, carteles que refuerzan lo que estás viendo, una estética cuidada al milímetro.
De verdad, se siente más como ver Netflix que como estudiar inglés.

Pero lo que más me impresionó fue la sensación con la que yo terminaba cada clase: motivado.
Como si hubiese hecho algo bueno por mí.
Y con esa sonrisa de ‘oye… hoy sí que he aprendido algo útil’.
Lo notas desde el primer día.
Esto no va de “ponerte al día”, ni de seguir el ritmo del grupo, ni de ir tachando unidades como si fueras en una carrera.
Aquí no hay prisa. No hay presión.
Y eso… lo cambia todo.
Puedes tener treinta minutos al día o una hora y media. Da igual.
El curso se adapta a ti, no al revés.
Y lo curioso es que, aunque no te exige, te engancha.
Porque no hay castigo si fallas, pero sí una especie de impulso invisible que te dice:
«venga, una más».
Y vas volviendo. Sin darte cuenta.
Charly no está ahí para evaluarte. Está para acompañarte.
No te juzga. No te corrige con cara de “esto deberías saberlo”.
Te habla como alguien que entiende lo que cuesta y que está ahí para que no te rindas.
Y mientras tanto… aprendes.
Pero no con listas ni reglas. Aprendes porque lo vives.
Porque hay imitación y repetición, situaciones reales, frases que se te quedan grabadas porque las escuchas con contexto, con emoción, con humor.
Y eso es lo que marca la diferencia.
No necesitas tomar apuntes.
Las cosas se te quedan porque las sientes.
Y luego está todo el universo visual que envuelve el curso:
el decorado, las pegatinas, los carteles, los colores, los iconos…
Todo suma.
Te dan ganas de volver, de ver qué hay en la siguiente clase.
No parece un entorno de estudio.
Parece un lugar al que quieres entrar.
Pero si tuviera que quedarme con una sola cosa, sería esta:
Es el único curso que me ha hecho disfrutar del proceso.
No se trata solo de mejorar tu inglés.
Se trata de reconciliarte con él.
Antes y después: mi transformación real

Antes de empezar con Charly’s Way, lo que más me pesaba no era el inglés en sí.
Era la inseguridad.
Sabía cosas, claro. Tenía el típico inglés de escuela, ese que te sirve para entender frases sueltas o rellenar huecos en un test… pero que no te salva cuando estás cara a cara con alguien y tienes que hablar.
Me bloqueaba.
Evitaba conversaciones en inglés, sobre todo con nativos.
Y cada vez que me pasaba, salía con esa sensación de “esto no es lo mío”.
Pero algo empezó a cambiar.
Sin darme cuenta, empecé a pensar en inglés.
Dejé de traducir mentalmente cada frase.
Empecé a ver pelis sin subtítulos, a mandar audios, a soltarme en pequeños gestos que antes me parecían imposibles, y lo hacía con ganas, no por obligación.
Y lo más bonito: empecé a disfrutar del idioma.
Ya no era una obligación. Ni una amenaza.
Era algo mío. Algo que, poco a poco, iba formando parte de mi vida.
Cada clase que terminaba me dejaba una sensación de orgullo. De motivación real.
Porque no solo aprendía algo útil, sino que sentía que avanzaba.

Y a nivel emocional… creo que eso fue lo más potente.
El curso me quitó de encima esa mochila de años sintiéndome “malo para los idiomas”.
Me devolvió la ilusión por aprender.
Y me reconcilié con un idioma que, durante años, había sentido como un muro.
No tardé mucho en comprar un vuelo a Londres para ponerlo en práctica.
Fui muy motivado. Y la experiencia fue inolvidable.
Here we go! ¡Ahí vamos!
Todo eso me dio muchísima confianza y en pocos meses hice una entrevista de trabajo en inglés para conseguir un ascenso. Es increíble ver de qué eres capaz cuando te atreves a dar el paso y tomas acción.
Ahora, cuando hablo inglés, no solo me sale mejor… lo hago sin miedo. Y, por primera vez, con ganas.
¿Y si este programa también es para ti?

“¿Y si ya he hecho mil cursos de inglés y todos me han aburrido?”
Ese era mi caso. Literal.
Sentía que todos eran lo mismo con distinta portada: listas de verbos, reglas gramaticales y deberes eternos.
Pero Charly’s Way no va de estudiar, va de entrenar y conectar
Con el idioma, contigo mismo y con una forma de aprender que, por fin, tiene alma.
“No tengo tiempo…”
¿Quién lo tiene? Yo empecé con solo 30 minutos al día.
Lo importante no es cuánto haces, sino que te apetece volver.
Porque aquí no hay sensación de “ir atrasado”. Ni presión.
Haces una clase… y luego otra, porque te quedas con ganas. Así se construye el hábito: desde el disfrute, no desde la obligación.
“¿Y si me da vergüenza hablar inglés?”
Esa vergüenza la he sentido mil veces.
Justo por eso este curso funciona.
Porque no te pone en el foco. Te prepara. Te acompaña.
Te da herramientas, seguridad, confianza.
Y cuando llega el momento de hablar, ya no sientes ese bloqueo. Porque antes, alguien ya te había quitado el miedo.

“Yo no soy de aprender online…”
Ni yo.
Pero es que esto no es Zoom, ni vídeos eternos, ni PDFs para imprimir.
Es como meterte en una serie.
Es una experiencia inmersiva con vídeos interactivos que te conectan desde el minuto 1, porque formas parte de ello
Se siente vivo. Cercano. Real.
Lo online aquí no es una barrera, es parte de la experiencia.
“¿Y si no vale lo que cuesta?”
Esa duda la tuve. Hasta que lo probé.
Porque lo que me llevé no fue solo mejorar mi inglés.
Fue ganar confianza. Soltura. Ilusión.
Y eso, sinceramente, ningún otro método me lo había dado.
Para mí, valió más de lo que pagué.
Testimonios y Opiniones de Alumnos del programa Charly’s Way
Aquí podríamos citar a muchísimas personas, Charly ha ayudado a más de 10.000 hispanohablantes a dominar el inglés. No obstante he seleccionado solo algunos casos que me han llamado mucho la atención como verás a continuación.

Solo pensar que tenía a mi alcance al mismo profesional al que recurren actrices como Lydia Bosch, actores de La Casa de Papel o jugadores de la NBA… me dio muchísima confianza en esta formación.
¿Cuánto cuesta el curso de inglés Charly’s Way y tiene garantía?
¿Vale realmente su precio?
Una de las preguntas más comunes (y comprensibles) antes de apuntarte a cualquier formación es el precio.
Y en este caso, lo entiendo perfectamente. Porque Charly’s Way no es un curso cualquiera. Es una experiencia educativa, emocional y visual muy distinta a lo que hay por ahí. Y eso, claro… ¿genera dudas, no?:
“¿Será muy caro? ¿Valdrá la pena? ¿Y si luego es más de lo mismo?”
Déjame decirte esto: yo también dudé al principio.
Pero tras vivirlo desde dentro, puedo asegurarte que lo que recibes vale mucho más que lo que pagas.
No es solo que mejores tu inglés. Es que:
- Recuperas la motivación por aprender.
- Rompes bloqueos que llevas años arrastrando.
- Y sobre todo, empiezas a disfrutar el proceso.
Además, puedes empezar sin riesgo, ya que ofrecen una clase gratuita, sin pagar nada de entrada.
Si luego decides continuar, el precio completo lo puedes consultar en la web oficial (porque puede cambiar según promociones o lanzamientos), pero en mi opinión, el valor real va mucho más allá del precio en euros.
Piénsalo así:
Hay cursos más baratos, sí.
Pero ninguno que te acompañe de esta forma.
Y ninguno que te deje esa sensación tan clara de “esto es diferente… y me está funcionando”.
¿Tiene garantía Charly’s Way?
Sí. Y no cualquier garantía.

Charly’s Way ofrece una garantía total de devolución durante los primeros 14 días tras apuntarte al curso completo.
Si completas todos los entrenamientos de la primera semana para probarlo y no te convence, pides la devolución. Así de simple.
A mí eso me dio mucha tranquilidad. Porque no era una decisión a ciegas.
Podía probarlo, sentir si conectaba… y luego decidir.
Así que en realidad, no estás arriesgando nada.
Conclusión: ¿Vale la pena la formación Charly’s Way?
Al final, me di cuenta de que esto no iba solo de inglés.
Iba de recuperar la motivación, de volver a creer que podía aprender algo sin agobiarme, sin sentirme torpe, sin dejarlo a medias una vez más.
Charly’s Way fue el primer curso que me hizo disfrutar del proceso.
Que me enseñó sin hacerme sentir juzgado.
Que me devolvió la confianza.
No sé si será para todo el mundo.
Pero sí sé que fue justo lo que yo necesitaba.
Descúbrelo tú mismo

A veces, todo lo que necesitas no es un método nuevo, sino una forma distinta de empezar.
Algo que no te abrume. Que no te aburra. Que no te haga sentir mal.
Sino que te haga sentir acompañado.
Eso fue Charly’s Way para mí.
No es una academia de inglés. Es una experiencia. Y, honestamente, a mí me cambió.
Si te resuena todo esto, quizás este también pueda ser tu camino.
Preguntas frecuentes sobre Charly’s Way
¿Esto es otro curso más como los que ya hice?
No. Charly’s Way no va de estudiar. Va de entrenar y de conectar: con el idioma, contigo mismo y con una forma de aprender que te motiva y te dan ganas de más.
¿Necesito mucho tiempo para hacerlo?
Para nada. Puedes empezar con solo 30 minutos al día. El curso se adapta a ti, no al revés. Y lo curioso es que te engancha sin exigirte.
¿Y si me da vergüenza hablar inglés?
Este curso no te expone, te prepara. No estás en el foco. Charly te da confianza antes que exigencia, y cuando llega el momento de hablar… ya no hay bloqueo.
¿Es online, pero se siente real?
Totalmente. es una experiencia inmersiva con vídeos interactivos que te conectan desde el minuto 1, porque formas parte de ello. Se siente vivo. Cercano. Real.
¿Vale la pena lo que cuesta?
A mí me ha dado mucho más que inglés: me devolvió la motivación, la soltura y la ilusión. Para mí, valió más de lo que pagué.